Reloj de Arena: el paso del tiempo a la madurez

Últimamente he estado en una etapa bastante shôjera en cuanto a manga en la cual me he decidido a leer algunas de las series que más noto que han gustado en nuestro mercado. Una de ella es Reloj de Arena, una obra que, a pesar de su irregularidad rítmica y narrativa, es capaz de conectar con los sentimientos de los lectores.

An Uekusa tiene 12 años. A raíz del divorcio de sus padres, se traslada con su madre al pueblo de sus abuelos, en la prefectura de Shimane. Al principio le cuesta acostumbrarse al ambiente de un pueblo en el que todos se conocen y siente que le falta intimidad. Sin embargo, pronto conoce a su vecino Daigo y, con él, poco a poco va encontrando su lugar. Pero a su madre, su único apoyo, la han tenido que ingresar por exceso de trabajo...

Reloj de Arena (Sunadokei) es un manga publicado en la revista Betsucomi entre 2003 y 2006. La historia en sí fue recopilada en ocho tomos a los que se les añadieron otros dos más con historias independientes de ciertos personajes de la trama. De estas historias, realmente, sólo merece la pena la primera, el resto son bastante prescindibles por lo que no hace ninguna falta comprarse los tomos nueve y diez si no os interesan historias paralelas.

La historia trata sobre la vida de An, una joven que comienza teniendo 12 años y cuya vida se va relatando conforme avanza en edad. Sólo se relatan los episodios clave de su historia por lo que las elipsis narrativas juegan un papel fundamental a pesar de ser un arma de doble filo. Por una parte, aportan dinamismo suficiente a la historia para agradar a los lectores, que no tenemos que tragarnos capítulos intrascendentes alargaseries. Pero por otro lado hace que en ciertos tomos se pierda el interés. Al no haber una continuidad temporal, la autora a veces de descuida variando el ritmo de la narración entre capítulos lo que da a veces una sensación de descontrol de la historia y desconexión de ella.

A pesar de ello, la narración está muy bien desarrollada, teniendo la autora claro lo que quiere contar. Desde el principio se hace un paralelismo , que además se encuentra en el título, sobre un reloj de arena que representa el paso del tiempo y la historia de An en su paso de niña a adulta. Su paso a la madurez. Pero no sólo el de ella, también, principalmente, el de Daigo, su primer amigo y del que se siente atraida y el de los hermanos Tsukishima, Shiika y Fuji, pertenecientes a la clase alta postfeudal.

En ellos destaca la elocuencia del discurso, la inmersión en sus sentimientos, en sus formas de pensar, actuar y en lo que creen. Como si de un reloj de arena se tratase, el manga nos muestra el fluir de sus personalidades todas ellas marcadas por temas traumáticos como pueden ser el suicidio, la soledad sentimental o el abandono de los seres queridos. Todos ellos tratados de forma más que correcta, que aunque se enfoque con cierto culebroneo, se resuelven de manera totalmente humana, logrando nuestra empatía para con los personajes.

El dibujo sigue el canon shôjo imperante, figuras estilizadas, ojos grandes (incluso para los patrones del manga) y una ausencia importante de escenarios. No soy muy seguidor de este dibujo, aunque admito que el de Hinako Ashihara en esta obra es bastante notable. Ha sido capaz de retratar de forma creíble el cambio físico de los personajes en sus distintas edades y con un buen trazo que nos permite visualizar los sentimientos de los personajes. Uno de sus mayores fallos es la poca variedad de caras entre los distintos personajes, que muchos parecen la misma persona pero con peinados diferentes.

En conclusión, Reloj de Arena cuenta una historia compleja y vital que se aleja del shôjo más juvenil y desenfadado. Aquí los personajes no son planos y respiran humanidad por los cuatro costados. Una historia que nos permite conocer aspectos de las relaciones personales (no sólo amorosas, sino también de amistad y familiares) que calan hondo. Debo reconocer, que tiene un final bastante apresurado y torpe. De repente te encuentras frente a una conclusión de la historia que no ha sabido narrarse tan bien como debiera como con prisas, encontrándonos con reacciones bastante forzadas. Ahí yo creo que la autora debió respirar hondo y profundizar más en el final aunque tuviese que dibujar cincuenta páginas más. A pesar de ello el resultado es más que notable con una historia muy lograda que gustará a propios y extraños.

8,25 sobre 10.