Entre descatalogaciones y cambios de periodicidad

Rompo un poco la continuidad de las reseñas en Calla y Lee para expresar mi opinión sobre dos noticias dadas en menos de 24 horas que como mínimo me han provocado incomprensión. No me considero una persona que odie o idealice a las editoriales como una visión sesgada de la realidad, sinceramente el nombre de una editorial u otra me importa bien poco, sea cual sea su catálogo.

Ahora bien, hay editoriales que se autoflagelan con determinadas políticas comerciales, no digo que estas decisiones que voy a comentar sean un ejemplo, pero se deberían dar cuenta de que muchos lectores no se conforman con el catálogo de una editorial para comprar. Si una editorial tiene una buena política de lanzamientos, de precios y de periodicidad tendrá el plus de que gente (entre la que me encuentro) demos oportunidades a obras del catálogo de una editorial antes que a otras de otra editorial cuando dudamos entre varias.

Un ejemplo claro ha sido Planeta de Agostini Comics, que desde hace un par de años cambió sustancialmente su política editorial de manga, apostando por ediciones económicas, periodicidades cortas y obras más alternativas. El resultado es obvio al ver que a lo largo de los meses su número de lanzamientos y de series con altas ventas aumentaba pasando de ser una editorial manga más bien de segunda fila (por el número de lanzamientos) a pasar a primera línea de fuego.

Sin embargo, desde hace unos meses muy bien no les va desde que han empezado a paralizar series y poner en modo aleatorio sus periodicidades retrasando obras. La crisis tendrá gran parte de culpa, supongo, pero el caso es que el número de novedades de Planeta se ha reducido en caída libre.

Las medidas impopulares se han de explicar, por un mínimo de consideración con la gente que te da de comer. Sobre todo cuando las incongruencias saltan a la vista. Norma Editorial ha decidido cambiar la periodicidad de sus series. Cuando leí la noticia me alegré bastante porque vi que se pasaban series a plazos mensuales. Loco de mí al albergar la esperanza de que una serie finalizada como Nodame Cantabile podría volver a ser mensual o hacer justicia a Life. Pero no, pasa a mensual ni más ni menos que Fairy Tale, una serie en curso cuyo autor dijo que iba a durar bastante más que su anterior obra, la cual tiene 35 tomos. Casi nada. Teniendo en cuenta que la edición española sólo le saca 8 tomos a la japonesa en menos de un año veremos la noticia de que la serie pasa a ser aperiódica por alcanzar a Japón. Y no nos engañemos, la aperiodicidad de las series genera bajadas de ventas, que se lo pregunten a Ivréa.

Pero no acaba ahí la cosa, pues series como Life, Wild Life o Ah mi Diosa pasan a trimestrales. De la última no tengo nada que decir pues la decisión no me parece desacertada. Sin embargo, estamos hablando de Life y Wild Life, dos series finalizadas con 20 y 27 tomos respectivamente que no han llegado ni siquiera a su ecuador. No lo entiendo la verdad, el retraso de las periodicidades como medida de ahorro me parece totalmente contraproducente pues el gasto será el mismo y no ayuda precisamente a aumentar las ventas. Sólo se consigue que falten más de tres años para ver estas series acabadas. Casi nada.

Por último, comentar la última decisión tomada por Glénat. Iba a descatalogar series. Cuando vi el titular mi sorpresa fue moderadamente positiva. Si Glénat prescinde del fardo de algunas series antiguas que tiene tendría más margen para imprimir sus novedades y más dinero para invertir. Ahora bien, leo la noticia y me encuentro con la monstruosa cantidad de veinticuatro series. Muchas de ellas con menos de dos años de andadura. ¿A qué está jugando Glénat? Ahí se le va un buen pico de su catálogo y no precisamente de series bien cerradas. Kurosagi y MPD Psycho no están acabadas. Su descatalogación no alienta precisamente que se vayan a continuar. Aquí la editorial merece dar una explicación.

Descatalogar series es ley de vida, incluso consiguen dar un último impulso de ventas sobre las personas reticentes que deciden hacerse tal serie porque si no no podrá hacerse con ella en el futuro. Pero estas cosas se hacen con tiempo y, como mínimo, en pequeñas dosis. Dosificar las descatalogaciones es lo mínimo, para que poco a poco, con tiempo, los lectores puedan ponerse al día con las obras tocadas de muerte o comprárselas enteras. Pero veinticuatro a la vez lo que genera es un abismo importante entre la editorial y sus clientes. Sin olvidar que no todas las series están cerradas. MPD Psycho y La Saga de Cain me interesaban sobremanera pero sin tiempo y siendo tantos tomos a la vez no estoy por la labor de comprar (y mi economía tampoco).

La crisis nos afecta a todos, más si el mercado (del manga en España) no es muy grande. Pero si no se guardan las formas... ¿Qué nos queda?