Hacía tiempo que no escribía una reseña sobre un manga. Desde diciembre por lo que ya iba siendo hora de centrarme y sacar a la luz una de las series más vitales y divertidas que he leído: Maison Ikkoku.
Maison Ikkoku cuenta la historia de amores, desamores, encuentros y desencuentros entre Kyôko, la nueva encargada de la pensión Ikkoku, y uno de los inquilinos, un estudiante llamado Godai.
Encuentro un poco sesgada la sinopsis de la web de Glénat ya que sólo se centra en la relación de Kyôko y Godai y yo creo que es bastante más que eso. Pero sirve perfectamente. Maison Ikkoku es un manga escrito por la prolífica Rumiko Takahashi entre 1980 y 1987 en la Big Comic Spirits. Clasificado como un seinen ese trata de una comedia costumbrista con bastantes tintes románticos.
La historia gira en torno a los habitantes de la pensión Ikkoku, un bloque de habitaciones en bastante mal estado donde conviven varios personajes cada cual más disparatado que el otro. La regenta Kyôko, la encargada, una hermosa joven dulce y educada que encierra en su interior mucho orgullo y carácter. Al principio de la serie su marido hace poco que murió quedando viuda. Se dedica a mantener limpio el Ikkoku y todas las necesidades del inmueble con la compañía de su perro Soichiro.
Aunque a lo largo de la serie diversos inquilinos se mudan a la pensión hay varios personajes principales claramente marcados. Por una parte el protagonista, Yusaku Godai, un estudiante con muy mala suerte, despistado e ingenuo. Esto ocasiona que muchas veces se aprovechen de él a la primera de cambio. Yotsuya es un asalariado pervetido y con mucha cara dura. Siempre se aprovecha de Godai y le gusta sacarle de quicio. Akemi es una jovencita con un talante muy inocente que se dedica a ir medio desnuda por la residencia. Se alía muchas veces con Yotsuya para fastidiar a Godai y gorronearle todo lo posible. La señora Ichinose es una mujer madura que responde a la típica maruja a la que le gustan los chismorreos. Con mucha cara dura también siempre intenta tergiversar las cosas a su favor. Está casada y vive con su marido, el que apenas sale en la serie pues siempre está trabajando, y su hijo, Kentaro un niño pequeño que se avergüenza de su madre e irónicamente es el más responsable de todo el elenco.
Desde los primeros capítulos se asienta el contexto de la obra por el que va a girar durante los diez tomos de Glénat. La llegada de la nueva casera al Ikkoku revoluciona a los inquilinos, sobre todo a Godai que cae enamorado de ella. Poco a poco el resto de personajes se irán interando con lo cual las situaciones disparatadas están servidas. Algunas veces intentarán ayudar a Godai, casi siempre saliendo mal, otras intentarán gastarle bromas pesadas que alejarán a Kyôko de él causando graves malentendidos. Entrarán en juego las dos personas que se inmiscuirán más entre los dos. Mitaka, un atractivo entrenador de tennis que intentará quedarse con Kyôko y Kozue, una buena amiga de Godai, algo ingenua, que intentará ser la novia de él a veces sin tener en cuenta la oposición de Godai.
Los capítulos son autoconclusivos, cada uno trata sobre un hecho que ha ocurrido en la pensión o a alguno de los protagonistas que terminará arrastrando al resto de personajes. Cuentan con presentación, nudo y desenlace aunque a veces se continue en siguientes capítulos. No siempre tendrá que ver con la relación amor-indiferencia de Godai y Kyôko si no que tratará todos los aspectos de la convivencia entre personas tan disparatadas. De esta manera se consigue medianta la convergencia de cada capítulo una narración costumbrista que relatará cómo es la vida del ser humano y sus relaciones sociales. En clave de humor para dar mayor interés y dinamismo a los personajes y sus relaciones.
En conclusión Maison Ikkoku es un chorro de vitalismo que se nos insufla con un humor en apariencia muy absurdo pero mordaz. Es difícil no sentirse atrapado por las vidas de los inquilinos del Ikkoku que transcurren día tras día pero sin un ápice de rutina. Leer Maison Ikkoku es leer un relato sobre la vida que se tomará con humor situaciones que aunque parezcan muy alocadas, muchas no son muy diferentes de las que vivimos nosotros en nuestro crecimiento diario.
No pongo nota porque es una serie que se valora por lo sentimientos que te provoca (aunque sea la indiferencia) y una nota sería sesgar las impresión.
Maison Ikkoku cuenta la historia de amores, desamores, encuentros y desencuentros entre Kyôko, la nueva encargada de la pensión Ikkoku, y uno de los inquilinos, un estudiante llamado Godai.
Encuentro un poco sesgada la sinopsis de la web de Glénat ya que sólo se centra en la relación de Kyôko y Godai y yo creo que es bastante más que eso. Pero sirve perfectamente. Maison Ikkoku es un manga escrito por la prolífica Rumiko Takahashi entre 1980 y 1987 en la Big Comic Spirits. Clasificado como un seinen ese trata de una comedia costumbrista con bastantes tintes románticos.
La historia gira en torno a los habitantes de la pensión Ikkoku, un bloque de habitaciones en bastante mal estado donde conviven varios personajes cada cual más disparatado que el otro. La regenta Kyôko, la encargada, una hermosa joven dulce y educada que encierra en su interior mucho orgullo y carácter. Al principio de la serie su marido hace poco que murió quedando viuda. Se dedica a mantener limpio el Ikkoku y todas las necesidades del inmueble con la compañía de su perro Soichiro.
Aunque a lo largo de la serie diversos inquilinos se mudan a la pensión hay varios personajes principales claramente marcados. Por una parte el protagonista, Yusaku Godai, un estudiante con muy mala suerte, despistado e ingenuo. Esto ocasiona que muchas veces se aprovechen de él a la primera de cambio. Yotsuya es un asalariado pervetido y con mucha cara dura. Siempre se aprovecha de Godai y le gusta sacarle de quicio. Akemi es una jovencita con un talante muy inocente que se dedica a ir medio desnuda por la residencia. Se alía muchas veces con Yotsuya para fastidiar a Godai y gorronearle todo lo posible. La señora Ichinose es una mujer madura que responde a la típica maruja a la que le gustan los chismorreos. Con mucha cara dura también siempre intenta tergiversar las cosas a su favor. Está casada y vive con su marido, el que apenas sale en la serie pues siempre está trabajando, y su hijo, Kentaro un niño pequeño que se avergüenza de su madre e irónicamente es el más responsable de todo el elenco.
Desde los primeros capítulos se asienta el contexto de la obra por el que va a girar durante los diez tomos de Glénat. La llegada de la nueva casera al Ikkoku revoluciona a los inquilinos, sobre todo a Godai que cae enamorado de ella. Poco a poco el resto de personajes se irán interando con lo cual las situaciones disparatadas están servidas. Algunas veces intentarán ayudar a Godai, casi siempre saliendo mal, otras intentarán gastarle bromas pesadas que alejarán a Kyôko de él causando graves malentendidos. Entrarán en juego las dos personas que se inmiscuirán más entre los dos. Mitaka, un atractivo entrenador de tennis que intentará quedarse con Kyôko y Kozue, una buena amiga de Godai, algo ingenua, que intentará ser la novia de él a veces sin tener en cuenta la oposición de Godai.
Los capítulos son autoconclusivos, cada uno trata sobre un hecho que ha ocurrido en la pensión o a alguno de los protagonistas que terminará arrastrando al resto de personajes. Cuentan con presentación, nudo y desenlace aunque a veces se continue en siguientes capítulos. No siempre tendrá que ver con la relación amor-indiferencia de Godai y Kyôko si no que tratará todos los aspectos de la convivencia entre personas tan disparatadas. De esta manera se consigue medianta la convergencia de cada capítulo una narración costumbrista que relatará cómo es la vida del ser humano y sus relaciones sociales. En clave de humor para dar mayor interés y dinamismo a los personajes y sus relaciones.
En conclusión Maison Ikkoku es un chorro de vitalismo que se nos insufla con un humor en apariencia muy absurdo pero mordaz. Es difícil no sentirse atrapado por las vidas de los inquilinos del Ikkoku que transcurren día tras día pero sin un ápice de rutina. Leer Maison Ikkoku es leer un relato sobre la vida que se tomará con humor situaciones que aunque parezcan muy alocadas, muchas no son muy diferentes de las que vivimos nosotros en nuestro crecimiento diario.
No pongo nota porque es una serie que se valora por lo sentimientos que te provoca (aunque sea la indiferencia) y una nota sería sesgar las impresión.
4 sin callarse:
Me he leído el manga y me he visto el anime enteritos, y como todo lo de Rumiko (Excepto La Historia Interminable) me encanta... ^^
Siempre me han hablado muy bie de esta serie, pero no me animo porque las historias de Takahashi no terminan de engancharme :\
Empezamos el manga hace poco, sólo hemos leído dos tomos y nos encanta. La verdad es que fue toda una sorpresa, los personajes son geniales, crean unas situaciones muy graciosas.
¡Saludos!
Como cualquier obra de Takahashi, la serie es buena. Pero termina siendo como un chicle, estirándose y estirándose. Pero al menos no pasa como con Ranma e Inu Yasha (que con estas la autora tocó techo ya...)
Lo bueno es que esta serie me la compraba mi madre cuando yo tenía unos 8 ó 9 años y la publicaba Planeta como Juliette t'aime... y no lo recordaba hasta que el otro día encontré uno de los tomillos perdido por la buhardilla XD
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